viernes, 29 de junio de 2012

Aeropuerto

Por fin había llegado el tan soñado dia en el que cogeríamos el avión hacia el paraíso isleño vacacional. Me daba pena dejarle aquí, solo, aunque fuese solo por un tiempo muy limitado, pero así le extrañaba. Y eso que aun no me había ido. Había un ajetreo tanto de gente como de maletas. Y yo lo único que estaba buscando era su mirada, su pelo y su olor entre la multitud, pero para que engañarnos no iba a estar allí. Me había hecho ilusiones tontas. Así que continúe hacia la maldita puerta de embarque que no encontraba por ninguna parte.

Volví a mirar el resguardo de mi vuelo. Estaba todo bien, pero yo seguía sin encontrarla.

Alguien tiró de mi, me giré rápidamente para ver quien había sido. Y allí estaba él con su pelo oscuro ligeramente alborotado, con su chaqueta a cuadros y con su típica camiseta blanca de pico y como no podía faltar aquella sonrisa blanca que me había robado el corazón, pintada en su cara.

- Temía no llegar a tiempo a despedirme y para decirte que te quiero. Y para poder decirte que cuando vuelvas yo estaré aquí esperandote. Eres lo más importante que me ha pasado y si me hubiesen dicho hace un par de semanas que iba a conocer a tan maravillosa persona, no me lo hubiese creido.
- Siempre he pensado que sería incapaz de hacerte feliz y de estar a la altura de las circunstancias...
- ¿Qué altura, ni que altura? Tu estas por encima de mí y quiero que lo sepas
- Aún así, pensé que jamás será capaz de hacerlo y hemos llegado hasta este punto en el que tu eres feliz a mi lado y yo soy feliz viéndote a ti feliz
- ¿En serio?
- Si y te quiero
Y allí en medio de la multitud me besaste. Nos besamos. Hundiendo nuestros labios en la piel ajena.

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