viernes, 13 de abril de 2012

Mañana de prisas (Capitulo 1)

- ¿A que hora dices que quedamos? - Grité a través del móvil para mientras buscaba mi bikini de color negro, aquel que me quedaba tan bien y con el que solia hacer surf.
- Ya te lo dije, hemos quedado a las 2 en el puerto, no llegues tarde, que si no vienen las idiotas de Farrah y Mia y es imposible hacer lo que queramos sin que nos critiquen. Ya te aviso, como llegues tarde, me voy.
- Tranquila llegare con tiempo de sobra - Colgué. No se por que siempre me amenazaba con lo mismo, si nunca se marchaba.

Mi habitación estaba hecha un horror, tenia el suelo lleno de ropa y de zapatos, no se podía caminar con normalidad. La bronca que me iba a echar mi madre seria épica cuando volviese a casa, pero bueno seria muy tarde, a Dios gracias...
Entre mi bikini en el fondo de un montón de pantalones cortos. Me lo puse y cogí una camiseta al azar que me había regalado David, me puse unos pantalones vaqueros cortos y las Vans. Metí en mi mochila toalla, crema, solar, algo de dinero y algo de comer. SI se me olvidaba algo ya lo compraría en en el puerto, por que no me quedaba tiempo.

Salí corriendo de casa como alma que lleva el diablo. Corrí y corrí por las diferentes calles comerciales de la cuidad, giré a la derecha para llegar al puerto, cuando me caí al suelo. Había atropellado a alguien en mi carrera hacia el puerto.

Me levante, para continuar corriendo, cuando alguien me tendió la mano en señal de amistad para levantarme, cuando el sol dejo de cegarme fui capaz de ver a la persona de la mano. Era un chico musculoso, típico de los deportistas del puerto, con el pelo medio largo de color castaño claro y con unos ojos enormes. Fueron lo que mas me llamaron la atención.

- ¿Estas bien? - Me pregunto en medio de mi confusión

No era capaz de contestar, estaba tan ensimismada mirando a mi salvador de la caída, que no fui capaz de contestar.

- Eh, ¿Estas bien? - Me pregunto amoldándose a mi altura, mientras me examinada cuidadosamente la cara
- Eh, si, estoy bien. Perfectamente - Respondí después de un largo silencio. Me volvió a tender la mano y me ayudo a levantarme. Me sacudí la ropa y busque en ella y en mis piernas muestras de sangre o rozaduras de la caída. No había nada, estaba de una pieza.
- Soy...

No hay comentarios:

Publicar un comentario