El sol me cegaba, mientras estaba fuera mirando el ultimo reborde de la ciudad. Pensaba en la inmensidad del mundo y en lo que iba hacer, en mis decisiones y como no, en lo único en lo que pienso estos días: el futuro y en que será de mi en contados meses.
Cogí las gafas y me las puse, el aire olía a verano y la verdad es que ya se estaba haciendo de rogar. me puse cómoda, mientras esperaba a que sol tornase mi piel de un color moreno.
Olvidaba lo placentero que era tumbarse al sol sin preocupaciones aparentes.
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