Cuanto nos puede sorprender la gente; ya sea para bien como para mal, pero en este caso para mal. No se en que punto de la noche se decidió ha hacerlo, ella dice que no lo planeo. Yo, creo que la idea le rondaba la cabeza desde noches en vela atrás, después de aquel primer contacto con una nueva realidad hasta ahora oculta y desconocida a sus ojos.
Pero ¿Y el?: Esta destrozado y soy yo a la que le toca recoger los retales de recuerdos y secretos que compartían.
Aquella noche fue el, quien lloro desconsolado por un amor roto que ya no era correspondido y ella estaba inhavatible, dura e inflexible frente a las lágrimas. Cuando por fin le vi, se agarro a mi, como si pretendiese que yo le volviese a recomponer el corazón con aquellas lágrimas derramadas. No se podía. El daño ya estaba hecho.
No hay comentarios:
Publicar un comentario