
Volví a mirar el resguardo de mi vuelo. Estaba todo bien, pero yo seguía sin encontrarla.
Alguien tiró de mi, me giré rápidamente para ver quien había sido. Y allí estaba él con su pelo oscuro ligeramente alborotado, con su chaqueta a cuadros y con su típica camiseta blanca de pico y como no podía faltar aquella sonrisa blanca que me había robado el corazón, pintada en su cara.
- Temía no llegar a tiempo a despedirme y para decirte que te quiero. Y para poder decirte que cuando vuelvas yo estaré aquí esperandote. Eres lo más importante que me ha pasado y si me hubiesen dicho hace un par de semanas que iba a conocer a tan maravillosa persona, no me lo hubiese creido.
- Siempre he pensado que sería incapaz de hacerte feliz y de estar a la altura de las circunstancias...
- ¿Qué altura, ni que altura? Tu estas por encima de mí y quiero que lo sepas
- Aún así, pensé que jamás será capaz de hacerlo y hemos llegado hasta este punto en el que tu eres feliz a mi lado y yo soy feliz viéndote a ti feliz
- ¿En serio?
- Si y te quiero
